lunes, 20 de junio de 2011

Chucho Valdés - Teatro Gran Rex, 16 de junio de 2011

Pianista de estilo exuberante, torrencial, Chucho Valdés consagró su carrera a mixturar los ritmos afro-cubanos, el jazz y la música clásica.
Su regreso a Buenos Aires, después de cuatro años, tuvo como premisa inicial presentar Chucho's Steps, álbum publicado en 2010, junto a The Afro-Cuban Messengers, cuyo nombre consiste en un homenaje a the Jazz Messengers, la agrupación liderada por el baterista Art Blakey, precursora del estilo hard-bop.
Misa negra, un tema de la época de Irakere, presentado en una nueva versión, a modo de standard, sirvió para introducir a los miembros de la banda. A continuación, se sucedieron: Danzón, en referencia al popular ritmo cubano, destacándose el aporte de Carlos Miyares Hernández en saxo tenor y del propio Chucho, tocando un muy buen solo; Zawinul's Mambo (Mambo de Zawinul), dedicado al tecladista Joe Zawinul, cita de Birdland incluida; Begin to Be Good, una combinación de Begin the Beguine (Cole Porter) y Lady Be Good (George Gershwin), este último uno de los autores más versionados por el maestro cubano, donde luce el trompetista Reynaldo Melián Álvarez; Yansá recibe su nombre de la diosa de las tempestades, comprende cantos yorubas en la voz de Dreiser Durruthy Bombalé, acompañándose de los tambores batá, esenciales en el contexto grupal; Chucho's Steps (Los pasos de Chucho), obvia alusión al antológico Giant Steps (John Coltrane); dos temas en los que participa la cantante Mayra Caridad Valdés, hermana de Chucho: el bolero Alma mía (María Greever) y Obatalá; Ponle la clave tiene otro notable solo de piano, inspirado en J. S. Bach, y uno consumado del saxofonista, citando a El cumbanchero (Rafael Hernández); una pieza fuera de programa influida por el compositor Rimsky-Korsakov, de nombre Blues; Changó permite el lucimiento, una vez más, de Durruthy Bombalé con sus cantos rituales a los orishás, y en un intercambio de llamado y respuesta a cargo de sus compañeros en el ensamble; mientras que el bis consistió en una rumba donde tuvo una extensa contribución en solitario el conguero Yaroldy Abreu Robles.

jueves, 16 de junio de 2011

El hombre que podía recordar sus vidas pasadas (Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives, 2010), de Apichatpong Weerasethakul

Una película nos permite viajar a lugares distantes, experimentar modos de vida diferentes del nuestro, transformando la forma que tenemos de percibir las cosas, modificando el modo de ver el mundo que heredamos de nuestros antepasados, cambiando muchas de nuestras costumbres, abriéndonos al prójimo.
El cine del tailandés Apichatpong Weerasethakul es sensorial, intangible, inconcreto, incorpóreo.
Su esencia es esquiva, elusiva, indefinible.
El hombre que podía recordar sus vidas pasadas está basado en un libro budista, y contiene elementos mágicos, fantásticos, imaginarios.
En la secuencia inicial, un buey se interna en la jungla. Una selva que parece dotada de vida. Más tarde, sabremos que está habitada por ánimas, criaturas de espeso pelo y ojos rojos.
El tío Boonmee puede presentir la llegada de la muerte. Sufre una insuficiencia renal severa y debe someterse a sesiones diarias de diálisis.
En la granja donde cultiva tamarindos y cosecha miel de abejas, recibe la visita de su cuñada Jen y un sobrino de ella. Durante una cena, son sorprendidos por la presencia del fantasma de la mujer del tío Boonmee, fallecida diecinueve años atrás, y del hijo de ambos, desaparecido unos años después, convertido en uno de esos seres que viven en la jungla llamados "monos fantasmas", hecho aceptado por todos con total naturalidad.

lunes, 13 de junio de 2011

Wayne Shorter Quartet - Teatro Gran Rex, 9 de junio de 2011

El mítico saxofonista y compositor Wayne Shorter regresó a Buenos Aires luego de seis años, con la misma formación, a excepción del baterista Brian Blade, reemplazado por el local Oscar Giunta (Terri Lyne Carrington no pudo ser de la partida por problemas con su vuelo).
En oportunidad de su visita anterior (26 de octubre de 2005), una vez concluido el concierto, las opiniones acerca del mérito de lo escuchado eran completamente contradictorias.
La música del cuarteto resulta de indudable interés en mayor medida por lo que pretende crear que por lo que produce efectivamente.
La propuesta, a diferencia de lo hecho por Shorter durante su entera carrera, en la que ni siquiera en sus álbumes más osados, tales como All The Seeing Eye (1965) y Schizophrenia (1967), en los que utiliza ensambles más numerosos, añadiendo timbres y color, e incorporando una impronta vanguardista que mixtura con el jazz modal predominante en sus discos anteriores para el sello Blue Note, se aparta de una estructura clásica, convencional, que puede ser resumida como: presentación del tema-solos-regreso a la línea melódica principal.